Visitar el museo es una experiencia que definitivamente conmueve los sentidos, proporcionándole diferentes clases de sensaciones hasta al espectador más distraído. Pero no es suficiente con encontrarse artistas nuevos, obras inéditas o tal vez curadurias impactantes, para garantizar una experiencia estética; ya que en ésta, se presenta la obra con una finalidad sin fin, permitiendo que en la percepción sensorial se genere un sentimiento de regocijo en el intelecto. Para que ello sea posible, se debe tener en cuenta que la experiencia estética es subjetiva y que es primordial resaltar la importancia del lugar que ocupa el espectador en el mundo y de su relación con el mismo.
Desde el año 2012 hasta mayo de 2015 estuvo en el Museo Iglesia Santa Clara la exposición Cuerpos Opacos: delicias Invisibles del Erotismo Místico, conformada por 19 retratos de monjas coronadas con flores, la mayoría encontrándose en su lecho de muerte, donde se destaca el fallecimiento de una religiosa como el acontecimiento más importante de su vida, al realizar el matrimonio místico con Cristo. Estos retratos de monjas coronadas se convirtieron en el testimonio visual del momento más solemne de aquellas que actuaron como “muertas en vida”, para lograr la meta tan anhelada.
Al realizar el recorrido y encontrarse con estos retratos y las historias detrás de ellos, se evidencia la vida de limitaciones trazada para estas mujeres, en la que la celosía que las resguardaba del mundo exterior no se limitaba a ser un elemento arquitectónico, sino que sobrepasaba las barreras del espacio para formar parte de las barreras mentales; dificultando con ello, la posibilidad de conocer el mundo establecido al interior de los muros conventuales. Por fortuna para el reconocimiento de esas dinámicas diarias, no siempre las puertas fueron herméticas; con la publicación y divulgación de la literatura escrita por monjas y sobre ellas, además de estos retratos con características particulares, realizados a las monjas de clausura neogranadinas, se pudo correr parte del velo y observar la vida religiosa.
Estos retratos no sólo posibilitan un acercamiento con las múltiples reglas, restricciones y espacios establecidos para el rol religioso, sino que permiten hacer una relación muy cercana con los diversos roles impuestos a la mujer a través de la historia, en la que se ata y desata el cuerpo femenino al antojo de una mirada desde y para lo masculino. Asumiendo como argumento principal el carácter natural de la discriminación hacia la mujer.
Al continuar con el recorrido por la exposición, aparece una pintura diferente a los retratos de las Monjas Coronadas, la cual atrae la atención de inmediato. Crush II de la artista colombiana Rossina Bossio, se presenta como la imagen de una mujer seductora con rostro suave y bello, su cabeza y brazos están dirigidos hacia arriba y su cuerpo cubierto de pétalos, dando la sensación de estar emergiendo de aquella corona floral impuesta, la cual no quiere que siga haciendo parte de su destino. Además de la mujer, las rosas que cubren su cuerpo forman una parte fundamental en la experiencia, ya que en algunas de ellas se observan rostros con múltiples expresiones como dolor, asombro, meditación y otras simplemente están allí observando.
La presencia de estas rosas con identidad en la pintura, permiten que la experiencia no se reduzca a la contemplación exclusiva de una mujer rodeada de rosas rojas como símbolo de seducción, sino por el contrario, causan un malestar que desacomoda lo establecido, permitiendo cuestionamientos y nuevas interpretaciones, tras la fealdad que esconde la aparente belleza.
Esta mujer se puede identificar con aquellas que encarnan autonomía, que a partir de su deseo deciden crear una nueva historia, no con el objetivo de sentirse superiores a aquellos poseedores del poder y el sometimiento, sino para buscar con ellos la cocreación de una nueva sociedad, donde las imágenes de mujer y de hombre no evoquen sentimientos contradictorios, sino fuerzas que se complementen en busca de una sociedad más justa, con un sentido amplio de la equidad y el respeto.
Cuerpos Opacos: delicias Invisibles del Erotismo Místico, hace parte de aquellas exposiciones, en las que se contrastan visiones del mundo femenino, por un lado, las que permiten reflejar la construcción histórica de la mujer a partir de lo religiosos y por otro la posibilidad de una emancipación a través de una construcción propia, permitiendo así una experiencia estética en la cual la reflexión sobre la vida misma sobrepasa el gusto por la obra.