Un paso hacia la formación integral
El derecho a la educación con calidad implica repensar los procesos de evaluación de aprendizaje y desarrollo. Los seres humanos vivimos realidades multidimensionales en la escuela y en la vida; concentrarse en las pruebas académicas envía un mensaje recortado sobre los fines de la educación. Solo si medimos el ser y el saber en nuestras niñas, niños y jóvenes, definiremos con precisión la calidad de la educación que ofrecemos. Esa calidad incluye por lo menos bienestar físico y emocional, ética y estética, además de áreas cognitivas del aprendizaje.
¿Qué deben aprender nuestros niños, niñas y jóvenes?; ¿cómo debemos evaluar ese aprendizaje? Estas son preguntas que, por supuesto, seguirán abiertas en Colombia y en el mundo.
La Secretaría de Educación del Distrito ha asumido una postura: respetando la autonomía escolar, promueve un currículo integral que ofrece capacidades para la buena vida y aprendizajes académicos de excelencia. Esa idea de la formación integral para el ser y el saber vive hoy en la educación pública de Bogotá una oportunidad de implementación que no es ni retórica ni marginal, sino el corazón de un gobierno.
Con voluntad política, precisión en las prioridades y una asignación histórica de recursos, Bogotá está apostando a que sus maestras y maestros del sector oficial, los estudiantes y sus familias tengan razones para creer en una alianza por la calidad entre el gobierno distrital y las comunidades escolares, entendiendo la calidad como buenos resultados de aprendizaje y desarrollo humano equivalentes para todas las niñas, niños y jóvenes, independientemente de su origen socioeconómico.
La formación integral no es algo abstracto, sino al menos y prioritariamente ocho cosas: tres son no cognitivas, axiológicas, y las hemos llamado del “ser”: bienestar físico y emocional; educación ética centrada en las capacidades ciudadanas para la identidad, los Derechos Humanos, la convivencia, la participación y la vida; además de educación estética y artística para la sensibilidad y la creatividad.

Las otras áreas de aprendizaje responden a las dimensiones cognitivas de la lógica matemática; el dominio hablado y escrito de la propia lengua; el manejo básico de una segunda lengua; la capacidad de pensar la naturaleza con herramientas críticas y la capacidad para pensar la sociedad construyendo preguntas incisivas, usando evidencias para responderlas. Estas áreas se podrían llamar del “saber”.
En realidad, sabemos que las ocho dimensiones son interdependientes y deben contribuir al saber ser, hacer, conocer y aprender, pero para efectos prácticos las hemos llamado “saber” y “ser”. Así esperamos que las comprendan fácilmente padres y madres de familia, estudiantes y expertos.
En 2012 la Secretaría de Educación del Distrito inició la implementación de la política “Currículo para la excelencia académica y la formación integral 40×40”, que ayuda a la transformación del currículo para ofrecer a las niñas, niños y jóvenes aprendizajes integrales que fortalezcan el saber y cultiven el ser. No se trata, por tanto, de extender la jornada educativa, sino de transformar las lógicas y contenidos del aprendizaje de los estudiantes del sistema educativo oficial de la ciudad.
Esa formación integral pasa por diversas apuestas que están contenidas en las 12 promesas que el actual gobierno de Bogotá viene implementando. En este artículo quisiera profundizar sólo en la promesa 12: ¿Cómo evaluar la formación integral?; ¿en qué contribuye introducir una nueva prueba a esa formación integral?; ¿cómo medir un proceso que supone en el estudiante el aprendizaje integral para el buen vivir, desarrollando un conjunto articulado de conocimientos, capacidades, emociones, pensamiento crítico, autonomía, actitudes y habilidades para convivir armónicamente en el planeta, realizando un proyecto de vida individual y colectivo?; ¿se puede medir si alguien mejora como ser humano, persona y ciudadano?
El reto de la evaluación
Para que el desarrollo curricular de la formación integral sea sólido, necesitamos evaluar en el aula con mayor propiedad, tanto el saber como el ser. Este aspecto del trabajo curricular está comenzando a suceder en los colegios de Bogotá y cada maestra y maestro, trabajando con sus estudiantes y en el marco del Proyecto Educativo Institucional, irá incrementando sus capacidades de evaluación del ser.
Además, necesitamos saber cómo lo estamos haciendo, utilizando parámetros internacionales y criterios válidos para Bogotá y para el país. Así que hay que es necesaria no solo la evaluación de aula, sino una evaluación censal para la ciudad en nuevas dimensiones no cognitivas.
Por ese motivo comenzamos a adelantar desde 2012 un trabajo mancomunado con diversos socios internacionales, como la Fuerza de Tarea para las Métricas del Aprendizaje, que promueve la Unesco. Hicimos seminarios internacionales, intercambios con expertos y, sobre todo, preguntamos a XXXXX maestras y maestros de Bogotá su opinión sobre la idea de tener una evaluación del ser.
Los resultados de la opinión de los docentes sobre la conveniencia de este tipo de pruebas son muy reveladores.
Así pues, vimos que el terreno era fértil y decidimos que aunque las Pruebas Saber son insuficientes para medir resultados en el aprendizaje académico, no debíamos concentrarnos en ese debate, sino en el hecho de que las pruebas centradas en lo no cognitivo, los valores y las capacidades para la vida, son hoy en Colombia la mayor necesidad de evaluación en educación. Así, nos hemos embarcado en las Pruebas Ser.
Sí. Las discusiones en torno a la medición de los resultados en la educación tienen tanto de largo como de ancho, y no deja de ser problemática la demostración de la correspondencia entre lo que se enseña y lo que se aprende, o la identificación de los factores que determinan el éxito en los logros y la confiabilidad de los instrumentos empleados para hacerlo. Esas complejidades en lo no cognitivo se acrecientan. No importa. Tenemos que apostarle a esas dimensiones en la escuela y, para eso, arriesgar en lo técnico en aras de lograr un currículo a la altura de nuestro sueño ético, o no tendremos calidad de verdad.

Al agua
Con la participación de 500 estudiantes de octavo y noveno grado, se aplicó en Bogotá en diciembre de 2013 el primer piloto de las Pruebas Ser. De este ejercicio se obtuvieron unos parámetros mínimos observables y medibles en los campos del arte dramático, la música y el deporte, además se aplicaron orientaciones, definidas previamente, en ciudadanía y convivencia. Estos chicos y chicas de XX colegios nos han ofrecido un primer ejercicio experimental que ha sido muy valioso. Es mucho lo que nos falta para estar preparados para una prueba censal, pero vamos a lograrlo en algunos meses.
Las Pruebas Ser incluyen varios ejercicios prácticos. Por un lado, la aplicación de un formulario diligenciado por los estudiantes para la valoración de capacidades ciudadanas, basado en la indagación por sus actuaciones frente a situaciones concretas; por otro, se orientaron ejercicios prácticos que permitieron observar desarrollos puntuales en deporte y en prácticas de danza, canto y teatro, observando capacidades estéticas, aspectos de su convivencia y actitudes frente las otras y los otros. A lo anterior se agregan mediciones de capacidad física, como el Test de Leger, pruebas de fuerza y elasticidad y mediciones de masa corporal, talla y peso.
Los instrumentos específicos han pasado por decenas de versiones y análisis, y sigue la etapa de pilotaje, en diálogo con docentes y académicos.
A la vanguardia internacional
Entre 2014 y 2015 se hará la consolidación, establecimiento e implementación de las Pruebas Ser en los colegios del Distrito; se proyecta que a partir de 2015 se realizará la socialización y retroalimentación nacional e internacional.
Con las Pruebas Ser la Secretaría de Educación del Distrito articula el trabajo de expertos de distintas instituciones universitarias, la Secretaría de Cultura y el Instituto Distrital de Recreación y Deporte. Así mismo, se incorpora a las discusiones de orden mundial -en la línea de las experiencias de Chile y Brasil en este tipo de iniciativas de métricas de evaluación- y se suma a organismos internacionales como la Unesco y el Centro para la Educación Universal (CUE) de Brookings Institution, que han liderado la convocatoria internacional para la comisión especial sobre métricas de los aprendizajes, la cual ha investigado la viabilidad de identificar objetivos comunes y mejorar el aprendizaje en toda su integralidad.
Sigue la reflexión
Una de las principales conclusiones que tenemos hasta el momento, es que las pruebas de deporte y arte, además de potenciar las capacidades físicas y creativas de los estudiantes, evidencian información sobre el entorno en el que viven y cómo se relacionan entre sí.
Hay un consenso entre los expertos sobre una característica primordial de este tipo de evaluaciones: que debe orientarse al proceso y no al resultado, para involucrar al “ser” en lugar del “deber ser”. Así mismo, los procesos de aprendizaje en este terreno se refieren no solo a transformaciones en el individuo, sino que evidencian mucha información, cuyo referente es el comportamiento, sobre el entorno en el que vive y cómo se relaciona con otros. Esto se ha visto con mucha claridad en las pruebas de arte y deporte y es una de las razones por las que se recomienda que las pruebas tengan la participación de las comunidades desde su diseño.
También se sabe que hay interacciones enormes entre lo racional, lo emocional y lo axiológico, por lo que no es suficiente medir matemáticas y ciudadanía, sino que tenemos que llegar a establecer cómo una cosa y otra van juntas, y que los seres humanos, como sujetos multidimensionales que somos, solo avanzamos integralmente. De modo que las Pruebas Ser comenzarán a relacionarse con las Pruebas Saber muy pronto.
También tenemos que profundizar en la aplicación en distintos ciclos y edades. Pues hasta ahora sólo hemos hecho el ejercicio con estudiantes de edades cercanas.
Estamos seguros de que la formación integral es el camino. Sabemos que evaluarla es muy difícil, pero no tenemos temor al error. Con el apoyo de cada maestra y maestro comprometidos con este propósito lograremos sacar adelante una idea revolucionaria: el arte, el deporte y la ciudadanía son parte esencial del currículo, y su aprendizaje y desarrollo es programable y verificable.
Documento Pruebas Ser Colombia
Óscar Sánchez Jaramillo
Ex secretario de educación del distrito. Profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales del Externado, tiene maestrías en Poder y Participación de la Universidad de Sussex (Reino Unido) y de Estudios Políticos en la Javeriana. Sánchez es un experto en educación y democracia. Ha sido consultor de las Naciones Unidas en el Programa Democracia y de otras instituciones internacionales como el Pnud y el Centro Carter. Ha liderado proyectos como la Corporación Deje, de educación ciudadana para jóvenes, y la firma consultora Asuntos Ciudadanos Ltda. Tiene una trayectoria política que empezó en el movimiento de la ‘Séptima Papeleta’. Luego fue fundador del Polo Democrático y coordinador de asesores del senador Javier Ramírez y del concejal Carlos Vicente de Roux. Trabajó en el Ministerio de Educación entre 1994 y 1998, coordinando proyectos de participación y formación en jóvenes.
Imagenes de interior y portada Burle Marx
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